Asumir nuestras propias responsabilidades en forma cotidiana y en ocasiones especiales sin esperar que nadie las cumpla en nuestro lugar.

Leemos en esta parashá la petición de Moshé que, a tiempo, piensa que se debe encontrar quien continúe su camino y le pide a Dios que designe a un sucesor que conduzca al pueblo de Israel después de su muerte, En respuesta, Dios instruye a Moshé a designar a Yehoshúa como su sucesor en una ceremonia pública. Así leemos en Bemidbar 27: 15-19: “Entonces Moshé habló a .A., y dijo: “Que .A., el Dios de los espíritus de toda clase de carne, nombre sobre la asamblea a un hombre que salga delante de ellos y que entre delante de ellos y que los saque y que los introduzca, para que la asamblea de .A. no llegue a ser como ovejas que no tienen pastor”. Por eso .A. dijo a Moshé: “Toma para ti a Yehoshúa hijo de Nun, un hombre en quien hay espíritu, y tienes que poner tu mano sobre él; y tienes que tenerlo de pie delante de Eleazar Hacohen y delante de toda la asamblea, y tienes que comisionarlo ante los ojos de ellos”. Inmediatamente después, .A. presenta los mandamientos con respecto a los temidin y los musafin – las ofrendas ofrecidas cada día y los sacrificios adicionales ofrecidos en ocasiones especiales (Shabat, Rosh Jodesh y festividades). ’ Moshé no dejó la elección del conductor del pueblo a la elección de los jefes de las tribus, que ya habían demostrado su incapacidad de cumplir con la misión de determinar las características de la tierra a la que el pueblo judío ingresaría. No eran conocedores de la misión a cumplir ni de las cualidades para realizarla. Esa falta de criterio los inhibía de elegir al nuevo líder. No conocían las características que éste debía reunir. Por ello, Moshé ni los consulta, no sea que alguno de ellos arrebate el poder por ser más fuerte, o porque su tribu es la más numerosa. Yehoshúa sabía lo importante que era estar bajo cobertura espiritual. Era un hombre de fe y visión: “Nosotros podemos más…” Era un hombre de decisión y determinación: “Mi casa y yo serviremos a .A.” (Yehoshúa 24:15). Tenía el Espíritu de Dios –Ruaj .A.- con él. La misión de Moshé fue sacar al pueblo de Egipto, pero la de Yehoshúa era introducirlos a la tierra que .A. les había prometido. Rashí (28: 2), citando a los Sifrei, explica claramente por qué el mandato de “temidin u-musafin” las ofrendas diarias y las de ocasiones especiales, aparece inmediatamente después del relato de la designación de Yehoshúa: “El Todopoderoso le dijo [a Moshé]: Hijos míos, después de que Dios obedeció “el pedido” de Moshé de nombrar un sucesor, le recordó a los hijos de Israel que ellos también debían obedecer las prescripciones establecidos para ellos. Jaza¨l advierte contra quienes piensan que el liderazgo, reemplaza las responsabilidades propias y no prestan la debida atención a los compromisos que cada uno tiene que cumplir, tamid –siempre- y musaf en ocasiones especiales. Significativamente, Jaza¨l hace este comentario en particular referencia a la temidin u-musafin. El mensaje subyacente a estas mitzvot es que cada día se nos presentan obligaciones de cumplir y desafíos a enfrentar (“temidin”), y algunas responsabilidades surgen en ciertas ocasiones o en circunstancias particulares (“musafin”). Nuestro enfoque primordial deben ser nuestros “temidin u-musafin”, las responsabilidades que debemos atender cada día a lo largo de nuestras vidas. Como tantos versículos en la Torá, las instrucciones de .A. son, por supuesto, más de lo que parecen. Por ello Jaza”l se preguntan sobre el significado de la frase “tienes que comisionarlo ante los ojos de ellos” (v. 19). Según Rashí y el midrash Sifrei, el “comisionamiento” de Yehoshúa debe enseñar al joven sucesor que la gente es “molesta e insubordinada” y que conducirlos a la Tierra Prometida no será nada fácil. Ramban-Najmánides, sin embargo, se opone a esta interpretación ya que es improbable que Moshé hubiera hablado tan duramente sobre el pueblo en un discurso público, es decir, “a la vista” de todos los israelitas. Tal consejo sería más apropiado para una charla privada. Las palabras –entiende- infundirían confianza popular en el nuevo liderazgo porque se trata de un discípulo de Moshé. “Sabrán que Yehoshúa caminará delante de ellos por los caminos de la verdad y la justicia, ya que su maestro así le enseñó y así le ordenó hacerlo”, escribe Najmánides. Tenemos que ver “con nuestros propios ojos”, que Yehoshúa respeta los principios básicos de la Torá que incluyen las relaciones de cada ser con su prójimo y los principios de justicia y probidad y no por los ojos de otros, para tenerle confianza. Y, nuestra actitud debe ser asumir nuestras propias responsabilidades en forma cotidiana y en ocasiones especiales sin esperar que nadie las cumpla en nuestro lugar.

Yerahmiel

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