Las palabras iniciales de nuestra Parashá despliegan la duda si la Terumá es ofrecida o arrebatada. La misma palabra “tomen”, dice el rabino Moshé Feinstein z”l, sugiere que las donaciones fueron tomadas “por la fuerza” y no dadas libremente y de buena gana.
¿Por qué usaría la Torá una palabra que, en su misma naturaleza, es opuesta a lo que es la esencia de Tzedaká? La respuesta es que cualquier mitzvá que requiera generosidad y munificencia debe hacerse con el mismo espíritu.
o debemos pensar: “Realmente no quiero cumplir con el mandato, pero ya que .A. me está obligando, ¿qué opción tengo realmente?”. Más bien, estas mitzvot deben ser vistas como una oportunidad para entrenarse hacia un deseo tangible y positivo de dar. Así encontramos otras mitzvot cuyo significado y objetivo escapan a nuestra inteligencia, pero, que sin duda sirven de entrenamiento para realizar actividades auténticamente positivas y eludir las prohibidas e indebidas. El ser humano debe pues, entrenarse, para evitar equivocarse cuando se encuentra con los preceptos y las conductas de la vida. Rabí Levi Itzjak de Berdichev, enseña que ésta es la razón por la que Parashat Mishpatim tuvo que preceder a la Parashá de Terumá y la construcción del Mishcán. La Torá nos dice en Mishpatim: “Im kesef talvé…”, “Si prestas dinero…”. ¿Por qué la Torá usa el “Si” condicionante, cuando hay una obligación, una mitzvá para ayudar a nuestros hermanos? La respuesta es: que aunque estamos obligados a dar por precepto de la Torá, debemos dar como si fuera una elección de nuestra conciencia. Este concepto es tan fundamental, dice Reb Levi Itzjak, que se declaró en Pirké Avot: “Sobre tres cosas el mundo se sostiene: Por la Torá, por el servicio [Divino] y por los actos de benevolencia”.
Cada una de estas ideas fue representada por los padres fundadores, los Avot. La Torá está representada por Yaakov Avinu, quien fue el epítome del Estudio de la Torá. Itzjak nos enseñó la esencia de la Oración, y Avraham fue el paradigma de jesed, caridad, altruismo, beneficencia. Estos fundamentos aparecen tres veces al día cuando recitamos las palabras de Shemoné Esré. “El Di-s de Avraham, el Di-s de Itzjak y el Di-s de Yaakov… Bendito sea Dios el escudo de Avraham.” Aunque en la amidá se destacan cada uno de los Avot y sus cualidades particulares, es sólo Avraham cuyo nombre concluye la bendición; “Maguén Avraham”. ¿Por qué? Rashí, comentando la naturaleza de las palabras en Parashat Lej Lejá, nos enseña: “Y serás para una bendición”, dice que esto es una referencia a la Berajá de Shemoné Esré. Siempre seremos bendecidos con el nombre de Avraham. La razón de esto dice Reb Levi Itzjak es la siguiente: que no importa qué mitzvá hace un judío, él debe entrenarse para realizarla con una actitud positiva; con Jesed, como Avraham. Sí, tenemos la obligación – “Veyikjú li Terumá” – “Di a los hijos de Israel que tomen para mí una ofrenda; de todo hombre cuyo corazón lo mueva a hacerlo tomarán mi ofrenda”.
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