En nuestra parashá leemos: “Koraj… y Datan y Aviram hijos de Eliav, y On hijo de Pelet, de los hijos de Reuvén… tomaron gente, y se levantaron contra Moshé y les dijeron (a Moshé y a Aarón) ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está .A.” (Bemidbar 16:1).
Pocas veces coincidí más con el profesor Yeshayahu Leibowitz que cuando planteaba sus puntos de vista acerca de la singularidad del pueblo judío. También con reservas… como sucede cuando llevamos a cabo estudios judíos.
“Y los hijos de Koraj no murieron” (Bemidbar 26:11) reconvenía Leibowitz que la filosofía de Koraj no desapareció con su muerte, sino que grandes pensadores judíos aceptaron su pensamiento, como si fueran sus continuadores ideológicos. Daba como ejemplo, siguiendo su estilo vocinglero y provocador, nada menos que a Rabí Yehuda Haleví (Kuzari), el Maharal de Praga, el Rav Kuk y sus seguidores. En esto no estoy de acuerdo. Leibowitz deseaba destacar que “Dentro de la realidad humana no hay unicidad absoluta. Los judíos son seres humanos como todos los demás, y no pueden ser peculiares por naturaleza, ya que todos somos, judíos y gentiles, hijos de Noaj”. Los judíos no podrían poseer aptitudes, que no son inherentes al hombre como tal. La noción de que el judío está dotado de características que los no judíos carecen (la facultad profética descrita por Yehuda Haleví; el “alma de la nación” propuesta por el rabino Kuk, y similares) deroga la importancia del judaísmo”… Leibowitz fue más allá diciendo que “el pueblo de Israel no fue elegido, sino que se le ordenó serlo”. …”Su singularidad consiste más bien en la demanda que se le impone y La gente puede o no atender esta demanda. Por lo tanto, su destino no está garantizado” (Leibowitz, Yeshayahu, Judaism, Human Values, and the Jewish State). En síntesis, la Kedushá es algo que se nos exige y no se nos otorga.
Los judíos no nacen con la Kedushá – lo santo, bendito, divino, y sagrado- sino que tienen la responsabilidad de luchar para lograrla. Aquí hago mía su idea, aunque creo que fuimos elegidos, por nuestra debilidad, fragilidad, vacilación, inseguridad, y apocamiento.
Obviamente el Rav Kuk nunca afirmó que “todas las personas de la nación son santas”, sino que Kneset Israel -el pueblo judío- como totalidad, es una entidad sagrada, y condenó la filosofía de Koraj, diciendo que el llamado según el cual: ‘Todos en la nación son santos y .A. está entre ellos’ fue una aclamación burlesca de la sustancia de Kedushá, como no contamos con el espacio para desarrollar su ideario, lo resumiremos en el versículo: “Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará” (Yeshayahu 43:21), y pese a la afirmación del filósofo, no hay contradicción entre ambas posiciones. Tampoco hay contradicción con la idea de la lucha individual por alcanzar la santidad con el pensamiento del Maharal que señala que la elección del pueblo judío es por lo que nos ha inculcado la posibilidad de alcanzar esa santidad.
En la “Aldea Global” con sus consecuencias socioculturales de la comunicación, inmediata y mundial de todo tipo de información, a partir de aquello que posibilitan y estimulan los medios electrónicos, es muy importante apreciar la igualdad en todas las áreas particularmente cuando se consideran los derechos y privilegios de todos los seres humanos, y nosotros, como judíos, debemos ser los primeros en abrazar esa igualdad. Pero también es fundamental reconocer las incompatibilidades de nuestra vocación con la ajena y nuestra visión y la de los demás.
Todos los seres humanos, sin distinción, sin importar donde nacieron ni en qué condición vivieron tienen la posibilidad y obligación de ser seres de bien y alcanzar sus objetivos personales, sean profesionales, educativos y económico.
Nosotros como colectivo judío, no debemos ni podemos renunciar al gran objetivo ético de luchar por la vida, pero, esa elección no es suficiente, si cada individuo no elige simultáneamente encontrar su camino a la perfección que le llevará a la santidad, que según Yeshayahu Leibowitz consiste en el cumplimiento de todas las mitzvot de la Torá.
De allí nuestra unicidad.
RIÑAS QUE NUNCA ACABAN
Nuestros sabios vieron en el conflicto entre Koraj y su grupo, el modelo de aquellas riñas y querellas entre las personas y los grupos, que no se hacen con intenciones puras. Esas luchas infructuosas se pierden de la memoria histórica. Nada sale ni saldrá de ellas en beneficio de nadie. Lo que le sucedió a Moshé, le ocurre lamentablemente, a muchos líderes y conductores que se sacrifican por el bien de la comunidad y de pronto tienen que invertir enorme energía para ocuparse en aquellos que empujados por elementos personales negativos, usan argumentos aparentemente lógicos y razonables, para destruir.
Veamos: “Y tomaron (gente) Koraj hijo de Itzhar… descendientes de Rubén, y se levantaron contra Moshé con doscientos cincuenta hombres de los hijos de Israel, líderes de la congregación, miembros del consejo, personas de renombre. Se reunieron para oponerse a Moshé y a Aarón, y les dijeron: –¡Basta! ya han ido ya demasiado lejos porque toda la congregación, todos ellos son santos y en medio de ellos está el Señor. ¿Por qué, pues, ustedes se encumbran sobre la congregación de .A.? … Abrió la tierra su boca y se los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Koraj y a todos sus bienes. Bajaron vivos al sepulcro, junto con todo lo que tenían, y la tierra se cerró sobre ellos y desaparecieron de en medio de la congregación”. (Bemidbar 16:1-3, 32-33).
Nuestros sabios categorizaron las contiendas según sus intenciones. Si se llevan a cabo para corregir los errores o para mejorar lo mejorable, son positivas. Si son producto de celos, de la necesidad de predominar, de odios, al final se pierden en la nada, también en el caso en que el razonamiento pudiera oírse racional.
La mishná Avot (5:17) nos indica tomar como ejemplo de lo bello y fructuoso a las discusiones entre Hilel y Shamay y alejarnos de aquellas luchas como las que nos relata nuestra parashá. En el primer tipo, el grupo se une frente a un objetivo común, en el otro, cada uno tiene un objetivo diferente, cada uno busca su porción de honor, nos enseña rabí Meir Leibush ben Yejiel Mijl, el Malbim -.
El midrash Tanjumá nos ilustra explicándonos la cercanía de la parashá de tzitzit con el conflicto de Koraj, diciéndonos que éste hacía preguntas capciosas que podrían parecer inteligentes, por ejemplo, acerca de si un talit que es todo de hilo cárdeno – tejelet- necesita o no que le aten los flecos de los tzitzit, mofándose de cómo sólo 4 hilos valen más que toda una tela. Según el midrash, Koraj cuestionaba si una casa llena de libros de la Torá, necesita mezuzot que contienen sólo varios renglones del mismo texto que igualmente se encuentra allí. Podríamos encontrar algún raciocinio en esos argumentos, si hubieran sido elevados de buena fe. Pero no tiene ningún sentido buscarlos, porque a Koraj y a sus seguidores no les importaba la respuesta, sólo la exposición de sus reflexiones que podrían haber parecido a más de un incauto como originales y sinceros. Podían aparecer sofisticaciones de personas cultas. Exposiciones de quienes están buscando la pureza de la Ley. Sin embargo, presentaban también una postura teológica completa que los llevaba a oponerse a la lógica de la Halajá. Se oponían a la legitimidad de las instituciones y a la jerarquía. Con el argumento de la santidad del talit puro y de la casa llena de libros, se olvidaron que los seres humanos, necesitamos de tzitzit y de mezuzot, y que no es suficiente tener libros ni telas de pureza si no estamos en el mundo del cumplimiento de los preceptos.
Koraj quizás tuvo razón cuando protestó por la concentración del poder en Moshé y en su hermano Aarón, cuando tenían la responsabilidad por todo el pueblo, tema que muchos jajamim esbozaron cuando debieron establecer las normas de la conducción comunitaria. Ambos eran hermanos. Tenían intereses y conflictos de intereses. Pero, es evidente que la intención de Koraj no era buscar normas más justas, ni pureza en las relaciones del poder.
Su interés estaba en otro lado. Pese a que hablaban en nombre de todos, nadie los había nombrado representantes. Se arrogaron de derechos que no tenían. Para Koraj lo importante era exponer su presencia y no ahorró razonamientos que le den una pátina de honor.
Así sucede en todos los conflictos. Quienes los inician se creen que llevan la representatividad de todos, pero, ellos no consultan a nadie. El fondo del conflicto no está en los conflictos que dicen defender sino en sus cuestiones personales.
Por ello no debe extrañar el aparentemente desmedido y desproporcionado castigo que recibieron. Koraj y su grupo estaba formado por personas importantes destinadas a ocupar puestos de liderato incluso en el terreno espiritual. Pero, la ambición los perdió.
Hay un contraste evidente entre Aarón que buscaba hacer la paz entre las personas como tan bien lo describe Avot 1:12 buscando amenguar el fuego de los conflictos, y Koraj que los avivaba cuando no era necesario.
Incluso Moshé supo ir a buscar a Datán y a Avirán, seguido por los ancianos de Israel después que estos le hubieran despreciado desconociendo su convocatoria y agregando quejas a las ya presentadas, tal como lo leemos en el versículo 25.
El fin de Koraj y su grupo nos indica lo que sucede en este tipo de conflictos. Tal como leemos en el libro de los Proverbios (11:27-28) “El que con diligencia busca el bien, se procura favor, pero el que busca el mal, le vendrá. El que confía en sus riquezas, caerá, pero los justos prosperarán como la hoja verde”.
Quienes buscan conflicto queriendo destruir, terminan destruidos. El daño que causan es luego pagado por todos.
Por ello, hay que saber oponerse a quienes fomentan la discusión, el desacuerdo, los litigios que no tienen sentido, y detenerlos a tiempo. Esa oposición debe ser firme y valiente.
La opción es asimilar el camino de Aarón. En lo privado, en lo comunitario, y en lo nacional.
Moshé es verdadero
La rebelión de Qoraj y sus conspiradores contra Moshé y Aarón, fue un desafío al liderato de Moshé que por ella lo reafirmó, -repito una lectura del comentario del rav Norman Lamm-.
La discusión recuerda la de Caín y Abel y si se desea, las otras disputas del libro Bereshit. Hay también aquí celos y envidia que empujaron a Qoraj a su insurrección. En estos conflictos no falta la concupiscencia, el deseo, y el apetito voraz ni tampoco la búsqueda de honor y el reconocimiento. Qoraj se sentía profundamente infeliz debido a la falta de reconocimiento que sentía que se merecía. La disputa entre Moshé y Qoraj es un drama universal, tan viejo como el hombre mismo. Mientras haya personas que se permitan ser dominadas por aspiraciones indignas, alguien va a ser aterrorizado y victimizado. En estos conflictos observamos la proyección de intenciones egoístas, utilitarias y agresivas en forma de lo noble, lo bueno y lo decente. Qoraj, volvió los ojos hacia el cielo y actuó como un verdadero demagogo, denunció a Moshé y Aarón diciendo: “¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de .A.?” La tradición judía registra además que Qoraj trató de hacer que Moshé y Aarón aparecieran como tiranos que explotaron innecesariamente a la gente para su beneficio personal y beneficio. Él se lanzó en el papel del abogado del hombre ordinario común contra la tiranía de Moshé. Es la acción, el motivo más profundo, tácito y no articulado, pero disfrazado en el manto de la piedad, que es terriblemente e indescriptiblemente malvado. Es lo que realmente cuenta. El resto es indigno de ser registrado en la Escritura. Moshé se negó a discutir las quejas de Qoraj en la forma en que fueron presentadas. En su lugar, traspasó la máscara, se dirigió directamente al corazón del asunto y arrancó las caretas de estos hombres malvados. Él les dijo (Bemidbar 16: 8-9): “Escuchen aquí, hijos de Leví ¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para que ministréis en el servicio del tabernáculo de .A., y estéis delante de la congregación para ministrarles?” Él los despojó de todas sus piadosas pretensiones y dejó que todo el pueblo vea lo que realmente deseaban estos rebeldes: poder, poder y más poder.
Debemos aprender de la historia de Qoraj y Moshé – que nunca se nos debemos dejar impresionar por estafadores piadosos, porque su altruismo es fraudulento. El mal no debe ser debatido – debe ser expuesto. Para sobrevivir física, moral y espiritualmente, debemos insistir en la verdad y buscarla con todo el poder a nuestro mando.
En los últimos años, los escritores judíos y los “intelectuales” que se sienten muy incómodos con su judaísmo se han pronunciado públicamente sobre nuestra fe de muchas maneras. Peor aún, ciertas organizaciones se han vuelto a ellos como los oráculos que decidirán por nosotros la verdadera naturaleza y el futuro del judaísmo. Debemos aprender, y deberíamos haber aprendido ya, que todo esto es una fachada. Aquellos de nosotros que somos fieles a la tradición judía y leales a nuestra Torá no necesitamos inventar nuevas definiciones de la judeidad. Como Moshé, preferimos ir directamente a la verdad. Es por una buena razón que la Agadá (Baba Batra 74a) nos dice de Raba bar Bar Janá poniendo su oído al suelo en un lugar en el desierto señalado a él por un árabe como el lugar de entierro de Qoraj y sus cohortes, les oyó declarar desde las entrañas de la tierra: “Moshé es verdadero y su Torá es verdad”. Nuestra Torá es la verdad, y nuestra verdad es la Torá. No nos quedaremos atrapados por las consignas, las “imágenes” y las posturas de Qoraj y de otros de su clase. A través de nuestra Torá de verdad nos volveremos perceptivos. Con su sabiduría, sus ideas y sus bendiciones eternas aprenderemos a vivir nuestras vidas de una manera agradable a Dios. Proclamaremos eternamente, por todo el tiempo y por todo el mundo, “Moshé es verdadero y su Torá es verdadera”
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ARTÍCULO SOBRE EL NUEVO AÑO (PUBLICADO EN LA EDICIÓN DE ROSH HASHANÁ DE COMUNIDADES PLUS)…
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Pienso mi Rav que como dices, tenemos mucho que aprender de esas rebeliones fundadas en los celos y envidias y no en el bien común. Es importante saber discernir a cada paso y saber desde dónde viene cada comentario para sopesarlo y seguir los llamados puros hacia la ayuda y el bien comnún.
Gracias Grace!
Yerahmiel,,muy querido y respedtado amigo, una vez más muchas gracias por seguirnos teniendo presentes a los de Girona, y por enriquecer nuestro conocimiento bíblíco con tus comentarios. Un fuerte y cordial abrazo de Bernardo y familia
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Gracias a ti mi querido amigo!
Me ha gustado
Shabat SHALOM
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Gracias José!
Brillante análisis de la Parashá. Ojalá ayude a reflexionar sobre nuestras acciones y el rol que debemos vumplr. Gracias Rav