Esta parashá nos proporciona dos modelos muy diferentes de lo que significa vivir en una relación de pacto con Dios. Cuando Dios le dice a Avraham que Sdom y Amorá, y todos sus habitantes serán destruidos debido a su transgresión, Avraham inmediatamente protesta por las acciones propuestas por Dios. “¡Es inconcebible de ti el que vayas a obrar de esta manera para dar muerte al justo con el inicuo, de modo que tenga que ocurrirle al justo lo mismo que le ocurre al inicuo! Es inconcebible de ti. ¿El Juez de toda la tierra no va a hacer lo que es recto?” (Bereshit 18:25). En un midrash, Avraham desafía directamente a Dios, diciendo: “Has jurado no traer un diluvio sobre el mundo… ¿No traerás un diluvio de agua sino un diluvio de fuego? … [Si así fuera], no habrás actuado de acuerdo con tu juramento” (Bereshit Raba 49: 9).

Avraham luego negocia con Dios, finalmente convenciendo al Eterno de perdonar a Sdom y Amorá si tan solo 10 personas justas pueden ser encontradas. Dios no está enojado con Avraham por cuestionar sus acciones propuestas ni su sentido de justicia. De hecho, al aceptar perdonar a la gente si 10 de ellos fueran justos, parece que la relación íntima que Dios estableció anteriormente ya ha hecho de Avraham un “compañero del pacto”.

Este modelo de fe de la protesta se mantuvo posteriormente en la literatura rabínica clásica, jasídica y moderna (religiosa y secular), y en las obras de pensadores judíos posteriores al Holocausto.

Sin embargo, hay otro modelo de fe que también se encuentra en Parashat Vayerá, a saber, el de la sumisión incuestionable al mandato de Dios. Aunque Dios ya le prometió a Avraham que el pacto continuará a través de su hijo, Ytzjak, Dios le dice a Avraham que lo sacrifique como holocausto en una montaña en la tierra de Moriá (Bereshit 22: 2). Mientras anteriormente, Avraham defendió a la gente de Sdom y Amorá, la mayoría de los cuales no conocía, él no discute aquí por la vida de su hijo amado. Tampoco cuestiona el futuro del pacto después de la muerte de Ytzjak, aunque Ytzjak no está casado ni tiene hijos. Entre elegir entre el amor por su hijo y la obediencia a Dios, elige el último. La prueba de Dios es una de devoción religiosa.

A lo largo de las generaciones, los judíos se han basado en uno o ambos modelos, sin que ninguno de los dos sirva como modelo definitivo de lo que significa religiosamente ser judío. La historia de la atadura nos continúa fascinando, desafiando y molestando porque incluso si creemos que Dios nunca hubiera permitido que Avraham realmente matara a Ytzjak, es difícil confiar en, o amar, a un Dios cuyas pruebas religiosas son tan crueles como la que se le ha dado a Avraham, excepto entendamos, como más de una vez lo he afirmado que esa prueba tenía como objetivo enseñarnos que nuestro Dios no desea ni acepta sacrificios humanos. Pero, Avraham no lo sabía.

 

Imagen; Marc Chagall – El descenso a Sodoma

1 Comment

  • Grace Nehmad, 6 noviembre, 2020 @ 6:11 am Reply

    Desafiar y aceptar, dos fases de la existencia, cumplir en ambas resulta difícil pues debemos decidir qué toca a cada paso de nuestras visas y resulta poco claro. Estudiar más y seguir intentando!

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