Cuando leemos la larga invocación de Moshé al pueblo de Israel de Haazinu en nuestros días terribles, descubrimos que no le habíamos puesto suficiente atención a su sentido.
Moshé habla a su generación a punto de embarcarse en la conquista y asentamiento de la Tierra de Israel y arenga a todas las generaciones posteriores del pueblo judío, miles de años después.
Haazinu es un documento testimonial, que describe en versos conmovedores y a veces oscuros el amplio espectro de la historia judía.
Moshé traza relación entre Dios y el pueblo de Israel desde el principio de la historia hasta su conclusión escatológica. Con palabras concisas y mesuradas, detalla los acontecimientos fundamentales en la vida de la nación de Israel.
Moshé describe la posterior caída del pueblo, presa de una combinación letal de la abundancia material, la deficiencia espiritual de sus vecinos y el consiguiente alejamiento de los valores prescritos. Los reveses se suceden en forma de dominación enemiga, conquista, exilio y casi exterminio.
Como explica el Rambán, los versículos de Haazinu que describen el exilio y sus tormentos, son una descripción del estado de los judíos después de la destrucción del Segundo Templo hasta la época contemporánea.
En otro comentario hice referencia que la decadencia que a veces provoca la abundancia está relacionada con los reveses que sufrimos en nuestros días. En Haazinu leemos esta frase premonitoria: “Yeshurún engordó y pateó; se hartó de comida, y se puso corpulento y rollizo. Abandonó al Dios que le dio vida y rechazó a la Roca de su salvación” (Devarim 32:15). Cuando una nación va en búsqueda exclusiva de su bienestar material y su goce, no puede mirar a su alrededor y cuando sus líderes gobiernan para tener el apoyo de sus bases y se entregan al populismo fácil, pierden la perspectiva del bienestar y la seguridad de sus ciudadanos.
Israel se entregará al culto de los ídolos y a su sistema de valores corruptos que lo distraerá de su misión. La respuesta divina, aquí denominada antropomórficamente «cólera», será la retirada de la atención providencial y el distanciamiento de su difícil situación resultante. Israel será atacado por un grupo de naciones para los que la compasión y la bondad son un anatema, porque prefieren la muerte a la vida.
De alguna manera, Haazinu representa el patrón y el destino de la historia judía, pero el mensaje en cuestión no se limita al pueblo judío, sino que sus consecuencias son universales.
Cualquiera que esté familiarizado con el flujo de la historia reconocerá que los judíos tienen un efecto pasmoso desproporcionado e inexplicable en la historia. La historia del mundo gravita en cierta medida en la historia de los judíos.
Continuamente surgen opresores de los judíos, pero al final son derrotados, pero sólo después de haber causado un daño tremendo a los judíos, a sus propias naciones y al mundo en general, explica el rabino Berl Wein.
Los judíos sobreviven, como se promete en la canción de Haazinu y en las profecías, pero en el proceso de reconstrucción de su vida vuelven a aparecer nuevos enemigos, con otros razonamientos y formatos, con otras ropajes y mensajes, pero con el mismo objetivo.
LA DIFICULTAD DE APRENDER HISTORIA
Nadie aprende nada de la historia y de los acontecimientos pasados, ni los judíos ni sus enemigos – y así el patrón sugerido en la parashá continúa casi eternamente. Y en esencia esa es la sustancia de las advertencias de la Torá contra la adoración de dioses extraños. Estos dioses extraños ya han demostrado su falsedad anteriormente en la historia. Sin embargo, se les sigue adorando aunque con una nomenclatura y un ropaje “nuevos”.
La cuestión principal que se nos plantea hoy, asediados y aislados como nos sentimos, es cómo romper este ciclo.
En la canción de Haazinu, Moshé sugiere que sólo un retorno de todo corazón a los valores y tradiciones del pacto entre Dios e Israel puede poner fin a este círculo vicioso de odio y destrucción.
La rebelión de los judíos contra la alianza de Dios trae consigo la rebelión contra la decencia, dignidad y el sentido común, que se refleja en la persecución continuada por parte del resto del mundo.
Moshé lo deja claro en sus palabras.
Aunque esta canción de Haazinu es la que Moshé ordena al pueblo judío que guarde en la memoria y considere como el testigo eterno de su historia, nunca hemos creído del todo la admonición de Moshé y no la hemos tenido presente como para que nos proteja.
En nuestro tiempo tropezamos a través de la bruma de los acontecimientos buscando a tientas una salida innovadora a nuestros problemas.
Continuamos con la terrible tendencia a repetir los errores del pasado y a buscar constantemente la afición de adoptar las últimas modas culturales, filosóficas y sociales que contradicen nuestros principios.
La confianza se construye con sabiduría y tenacidad, mediante la razón y la bondad, y no con la punta de la espada, luchando por la libertad universal, equidad, justicia y, bondad. Así como lo hiciéramos a lo largo del tiempo enfrentándonos a tiranos y opresores cuya sola presencia era una maldición para sus súbditos de todas las naciones.
El canto de Haazinu nos proporciona rasgos necesarios que por sí solos ayudarán a garantizar nuestra supervivencia y éxito futuros.
La redención se completará e Israel será restaurado, para completar al fin su tarea.
Esperemos y recemos para que este Año Nuevo nos traiga, a nosotros y a toda la humanidad, paz, bendición y redención.
Shabat shalom y Shaná Tová,
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