La Torá, exaltando los pequeños gestos para que saquemos nuestras propias conclusiones, nos expone que tanto Lea como Rajel lloraron profusamente en sus vidas.
“Lavan tenía dos hijas. La mayor se llamaba Lea, y la menor se llamaba Rajel. No había brillo en los ojos de Lea, pero Rajel tenía una hermosa figura y una cara bonita” (Bereshit 29:16).
Bereshit 29:17 relata: “No había brillo en los ojos de Lea” que puede traducirse también que sus ojos eran débiles. El profeta Irmiahu, 31:15, escribe: “Así dijo .A.: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Rajel que lamenta por sus hijos, no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron”.
¿Por qué la Torá elige describir a una de sus figuras femeninas como una mujer con ojos “tiernos”? ¿Por qué describe algo aparentemente negativo, cuando Lea tiene tantos atributos? La Torá a veces critica defectos de carácter, y pecados, que son el resultado del libre albedrío, pero en el caso de Lea sus ojos “delicados” son parte de su físico, que Dios le ha dado y está más allá de su control. ¿Por qué entonces la Torá se enfoca en algo que ella no tiene poder para cambiar? ¿Cuál es el significado más profundo detrás de los sensibles ojos de Lea?
Rashí nos dice: “Los ojos de Lea eran enfermizos, porque lloraba constantemente cuando oraba para no tener que casarse con Esav. La gente solía decir que dado que Rivka tenía dos hijos y Lavan dos hijas, la hija mayor se casaría con el hijo mayor, mientras que la hija menor estaba destinada a enlazarse con el hijo menor. Yaakov se casaría con Rajel, mientras que su hermano Esav se casaría con Lea.
Dado que Lea tenía la opción de aceptar o rechazar a Esav, ¿por qué decidió llorar, en lugar de negarse simplemente a casarse con él? La respuesta está en el hecho de que Lea tenía la capacidad de inferir el futuro en las acciones que otros pasarían sin precisarlas. Lea sabía que, en realidad, los comentarios mundanos de la gente sobre su matrimonio con Esav reflejaba la voluntad de Dios para ella. Ella vio intuyó proféticamente que las dos parejas – Yaakov y Rajel, y ella misma con Esav – iban a establecer la Nación Judía, al engendrar seis tribus cada una.
Lea estaba completamente comprometida con esta misión, mientras que Esav claramente no estaba interesado en cumplirla.
El dolor de Lea reflejaba su temor de que, debido a que Esav no estaba a la altura de la tarea, no podría participar en la construcción del pueblo judío.
Las lágrimas de Lea, como una expresión de su oración para ser liberada de su destino con Esav, tuvieron efecto. El Midrash nos dice: “Grande es la oración, porque la plegaria de Lea trajo la anulación del decreto de que ella se casaría con Esav, e incluso le permitió ser la primera en casarse con Yaakov y tener hijos con él”. También dio a luz a más tribus de Israel más que cualquier otra mujer de Yaakov.
No obstante, la forma en que Lea se casó con Yaakov parece contradecir su grandeza. Mientras que se suponía que Yaakov se casaría con Rajel -y había trabajado durante siete años para su padre, Lavan- en este sentido, en la noche de bodas Lavan se las ingenia para sustituir a Lea por Rajel (Bereshit 29:22), y Lea finalmente consiente en seguir adelante, y se casa con Yaakov.
¿Dónde está la grandeza en la colaboración de Lea con este plan? ¿Por qué se permitió cooptar el lugar de Rajel con Yaakov? Además, ¿por qué la Torá no la critica por esta elección? Como se indicó anteriormente, la Torá es a veces franca sobre los defectos de carácter y los errores de juicio. Las acciones de Lea parecen ser precisamente este tipo de errores.
Para explorar más a fondo, en un nivel práctico, no tenía sentido que Lavan sustituyera a Lea por Rajel. Sabía que Yaakov finalmente descubriría su truco y se divorciaría de ella, o que el matrimonio se vería afectado negativamente por su estratagema. ¿Qué esperaba ganar entonces Lavan?
Además, Lavan fuerza a Lea a reemplazar a Rajel. Esto no asusta a Lea. El hecho de que Lea se adelante y se case con Yaakov refleja el hecho de que ella ve la mano de Dios detrás de las acciones ilógicas de Lavan y las circunstancias inusuales que la impulsan hacia Yaakov. Por lo tanto, a pesar de los recelos propios de Lea y de su comprensión de la dificultad en que podría incurrir una vez que Yaakov la descubre, Lea decide ser pasiva y permitir el plan de su padre.
R ‘Aharon Kotler, (1891 – noviembre 29, 1962) que fuera uno de los más prominentes líderes de la ortodoxia, y el fundador del Bet Midrash Gavoa de Lakewood, New Jersey, observa que, “todas las maquinaciones de Lavan, sin embargo, no podrían haber tenido éxito si Dios no hubiera querido, porque es ilógico creer que Yaakov no pudo haber detectado nada anormal hasta la mañana… después de su encuentro nupcial con Lea, sin impedimentos porque el plan de Dios requería que Yaakov y Lea se convirtieran en marido y mujer. “Evidentemente, Lea estaba sintonizada con esta realidad”.
El Midrash nos dice que, por la mañana, Yaakov pregunta a Lea por qué ella, hija de Lavan el embaucador, a su vez lo ha engañado. Lea responde que Yaakov, en efecto, había hecho lo mismo cuando tomó la bendición de Itzjak que había sido destinada a Esav (Bereshit 27:27).
Tal réplica es inconsistente con el personaje estelar de Lea. Obviamente no intentaba justificar sus propias acciones señalando un movimiento aparentemente deshonesto de Yaakov.
(De hecho, Yaakov había tomado la bendición de su hermano, porq
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