El Tzitz – la placa dorada llevada por el cohen gadol – trajo expiación por “la iniquidad de las ofrendas sagradas que ofrecen los israelitas” (28:38). La Guemará (Yomá 7a) explica que el tzitz proporcionó expiación para situaciones en las que los sacrificios se hicieron temeim (ritualmente impuros). La Torá prohíbe ofrecer en el altar sacrificios que se habían convertido en tamé, y el tzitz sirvió para traer expiación por violaciones de esta naturaleza.
En otras partes (Zevajim 88a, Arajin 16a), sin embargo, la Guemará señala una función diferente del tzitz – expiar el azut panim, o comportamiento descarado, una falta de sentido de vergüenza. El descaro se refiere a menudo como “azut metzaj” – insolencia, atrevimiento, impertinencia, desvergüenza, cinismo, una característica que se expresa en la frente de uno – y así el tzitz, que fue llevado en la frente, para expiar por la transgresión.
Surge la cuestión de la conexión entre el azut panim y las violaciones del tumat kodashim (la impureza de los sacrificios a través de la impureza). La Torá declara explícitamente que el tzitz sirve para expiar el mal manejo de los sacrificios. ¿Cómo, entonces, puede la Guemará comentar que se trata por el descaro?
Rav Baruj Yitzjak Yisajar Leventhal, en su Bircat Itzjak, sugiere que Jaza”l tal vez se refieren aquí a un tipo particular de azut panim, que de hecho se asemeja, en cierto nivel, a las violaciones de tumát kodashim.
El mal uso de los asuntos religiosos para objetivos pecaminosos. Pocas cosas son tan descaradas como la corrupción de los kodashim – nuestros valores sagrados, principios, objetos e instituciones – al usarlos con fines prohibidos, tales como ganancias financieras ilícitas, para crear conflicto o para afirmar el control. Desviando la Torá y la santidad de los pecados los despoja, y es, pues, simbólicamente comparable a la contaminación de los sacrificios por contacto con tumá.
En la cabeza del cohen gadol, el tzitz lleva la inscripción “kodesh laHashem” – “sagrada a Dios” – y representa así su estado de designación exclusiva para la santidad. Debemos reconocer que cuando trabajamos en el “Mikdash”, cuando nos involucramos en asuntos “sagrados”, actuamos como el cohen gadol en el Templo, exclusivamente designado para el elevado propósito de Avodat Hashem. No podemos realizar el trabajo sagrado con nuestros intereses personales en mente, con el objetivo de cumplir nuestras propias ambiciones egoístas. Cuando entramos en el “Mikdash”, cada vez que emprendemos cualquier esfuerzo sagrado, debemos recordar que somos “kodesh laHashem“, sólo un servidor de nuestro Creador, fielmente dedicado a Su voluntad, en lugar de utilizar Sus sagradas mitzvot para cumplir con nuestras mitzvot sagradas.