Parashat Jukat nos presenta el inicio de una nueva era en la historia de nuestro pueblo. El Netziv en su introducción al Sefer Bemidbar distingue entre la guía divina en el desierto y la conducción humana en la Tierra de Israel. La primera se caracteriza por milagros diarios, visibles a todos. En la Tierra de Israel, la providencia divina adquiere otra apariencia ya que a pesar que incluye milagros, muchos de ellos aparecen como fenómenos naturales y no son percibidos como tales.
Este cambio, afirma el Netziv, comenzó de manera gradual durante los cuarenta años de los viajes de los Hijos de Israel en el desierto.
Jaza¨l nos enseñan que esta parashá ocurre en el último año antes de entrar en la Tierra de Canaán. En el Seder Olam Rabá encontramos que el día de la muerte de Miriam fue el primero de Nisán del año cuarenta después del Éxodo. En el año cuarenta se presentan los repetidos encuentros con otras naciones, en primer lugar Edom, luego la Canaanita, y finalmente la Emorita (Sijón).
Durante los cuarenta años, Dios guardó el pueblo judío lejos de otras naciones. Ahora, es la nueva generación la que está a punto de entrar en la Tierra de Israel, y debe ser capaz de encontrarse con la guerra y ganarla por sí.
Hay como un punto de inflexión en el que entra en vigor un nuevo conjunto de reglas en la relación de .A. con el pueblo judío. Su consecuencia es la maduración de un pueblo que ya no debe esperar milagros para sobrevivir. Un pueblo, como una persona, cuando es madura, asume su responsabilidad trabajando, asumiendo sus responsabilidades, luchando por lo que desea obtener.
Aquí (Bemidbar 20: 1) aparece el concepto “Col ha-EDA” en el pasuk “Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación”. No son más nombrados Hijos de Israel”. Me permito interpretar que ya no son pequeños dependientes. Rashí, basado en el Midrash, explica que las palabras “Col ha-EDA” indican que esta población constaba en su totalidad de los no incluidos en el castigo por el pecado de los exploradores. Ramban rechaza la explicación de Rashí, ya que es suficiente para informarnos que se trata de una nueva generación. Por lo tanto, explica que las palabras “Col ha-EDA” son un código de introducción de las personas no están satisfechas y se comportan como adolescentes en lugar de ser niños. El primer caso se refiere a las quejas de falta de agua, mientras que el Hor Ha-Har se refiere al dolor por la muerte de Aharón.
Tomando prestada la idea del Ramban que las palabras “Col ha-EDA” son un código de introducción, podemos sugerir que Jaza¨l las vio como una introducción a lo que está a punto de ocurrir. Un cambio en la conducta de .A. con Am Israel. En Midbar Tzin, Am Israel pierde el pozo de agua que les acompañó durante sus viajes en el desierto (la muerte de Miriam). En Hor Ha’har, pierden la protección de los Ananei ha-cavod –las nubes que les acompañaban- (por la muerte de Aharón).
Esto puede explicar lo que dice Rashí también. Todas estas historias se refieren a una nueva generación, histórica y orgánica distinta de la Am Israel de la parashiot anteriores. Esta generación experimenta un tipo diferente de la guía divina, ya que comienza el proceso de preparación para entrar en la Tierra de Israel.
En Masejet Taanit (9 a) vemos que los judíos recibieron tres regalos de carácter milagroso para Am Israel en el desierto: el maná, las nubes de gloria, y el suministro de toda el agua que necesitaban. Estos dones milagrosos están asociados a los méritos de Moshé, Aharón, y Miriam.
A los cuarenta años del Éxodo, la mayor parte de las personas que habían nacido en el desierto y estaban acostumbrados a una vida de milagros y la intervención directa de Dios ya habían muerto.
Nuestra parashá es el comienzo de un ajuste para una forma de vida adecuada para la vida natural en la tierra de Israel.
Tal como sucedió y sucede en el Israel contemporáneo. Si nosotros luchamos, vendrán los milagros. Si hubiéramos esperado los milagros, estaríamos como la generación del Desierto.