Una de las diferencias entre los dos textos de los Diez Mandamientos – el que aparece en Parashat Yitró (Shemot 20) y que en Parashat Vaetjanán (Devarim 5) – se relacionan con el cuarto mandamiento, el mandato de observar Shabat. En Parashat Yitró, este mandamiento se formula como “Zajor et yom hashabat”, mientras que en Parashat Vaetjanán el texto es “Shamor et yom ha-Shabat” (“Guarda el día de Shabat” Shabat “).

Rashí, citando a Mejilta, comenta: “Zajor veshamor bedibur ejad neemru” – los comandos de “Zajor” y “Shamor” fueron emitidos en un solo enunciado. Aunque estos dos se refieren a diferentes aspectos de Shabat – “Zajor” habla del requisito de designar Shabat como un día especial, y “Shamor” habla de las actividades que están prohibidas en Shabat – que se dieron juntos.

Rashí procede a dar otros ejemplos de pares de comandos que se dieron juntos en un solo enunciado, a pesar de que en realidad están en conflicto entre sí. Por ejemplo, un versículo designa la profanación de Shabat como una ofensa capital (Shemot 31:14), y otro (Bemidbar 28: 9) ordena ofrecer sacrificios en Shabat, un acto que de otra manera sería prohibido. Estos dos versículos, aunque en cierto sentido se oponen entre sí, se presentaron “bedibur ejad” – “en un solo enunciado”. Rashí también da el ejemplo de tzitzit, que requiere atar cuerdas de lana a prendas de lino, a pesar de la prohibición de shaatnez. Estas dos órdenes contradictorias -el requisito de tzitzit y la prohibición de shaatnez– fueron dadas “bedibur ejad“. El último par de órdenes señaladas por Rashí es la prohibición de casarse con la esposa de su hermano y la mitzvá de yibum, lo que requiere haciendo precisamente eso cuando el hermano muere sin hijos.

¿Cómo podríamos explicar el significado de este concepto, “bedibur ejad neemru“? ¿Por qué Jaza”l busca llamar la atención sobre el hecho de que estos pares de órdenes diferentes o conflictivos fueron dados en un solo enunciado?

La respuesta, tal vez, es que la vida de la Torá impone una amplia gama de obligaciones y requiere muchos compromisos diferentes, muchos de los cuales a veces entran en conflicto entre sí. Ciertamente, los límites en el tiempo, la energía y los recursos hacen que sea difícil satisfacer de manera satisfactoria todas nuestras diferentes obligaciones. Adicionalmente, se espera que equilibremos características y valores conflictivos. Debemos ser atrevidos y cautelosos; privados y sociales; generosos y responsables; Tolerantes pero firmes en nuestras creencias y convicciones. Tanto de la vida de la Torá sigue el modelo de “Zajor veshamor be-dibur ejad” – dos ideales muy diferentes, o incluso opuestos, que de alguna manera necesitan ser equilibrados entre sí.

El concepto de “Zajor veshamor bedibur ejad neemru” se menciona también en la Guemará (Rosh Hashaná 27a), que añade, “que la boca es incapaz de pronunciar y el oído es incapaz de oír”. Sólo Dios es capaz de emitir dos órdenes en un solo enunciado. El equilibrio perfecto y la armonía entre ideales y valores en conflicto no es humano; Sólo Dios puede lograr esa perfección. Sin embargo, debemos esforzarnos por mantener el equilibrio más perfecto posible. Debemos asegurarnos de no enfocarnos exclusivamente en “zajor” o en “shamor”, sobre un determinado valor religioso o requisito, sin tomar nota del otro lado de la ecuación. La Torá debe ser aprendida, comprendida, interiorizada y practicada en su totalidad, prestando la debida atención a todos sus diversos componentes, de modo que los numerosos ideales y obligaciones que abarca se funden en una vida única, integrada y equilibrada de compromiso religioso.

 

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