“Habla a los israelitas y diles: Solemnidades (días de fiesta) de .A. que convocaréis como asambleas santas. Estas son mis solemnidades” (Vayikrá 23:2) Casi enseguida: “Estas son las solemnidades de .A., las reuniones sagradas que convocaréis en las fechas señaladas”. (Ib. 23: 4) y varios versículos más adelante: “Estas son las solemnidades de .A. en las que habéis de convocar reunión sagrada… cada cosa en su día” (Ib. 23: 37). Tres veces aparece el mismo concepto de Moadim y su significado en el contexto en el que aparece nos enciendo un faro para nuestra acción y una guía espiritual para nuestra existencia.

El Talmud de Jerusalén, lidiando con una contradicción dentro del versículo, nos comenta: “Estas son las solemnidades señaladas de .A.: “En el pasado, eran las solemnidades de .A., pero de ahora en adelante son “reuniones santas, que proclamarás en la temporada señalada”. Comienza llamando a las fiestas, “solemnidades designadas de Dios”, y termina refiriéndose a ellas como “reuniones que TÚ proclamarás”. El Talmud se pregunta “¿Cuál es la interpretación?”. La respuesta es que Dios programó días festivos en algunas fechas, pero una vez que dio la Torá, el día real en que cae el día festivo depende única y completamente del pueblo. El significado gigante de este mensaje es que la santidad es algo que no es necesariamente inherente. Tiene que ser creada y establecida por el judío.

Es la acción y no la inacción, la que aporta santidad, por lo que el quehacer es preferible a la pasividad.

Podemos apreciar la santidad de las festividades al contrastarla con la del shabat. El shabat es sagrado y tiene un día fijo, es indeliberado y divino. La santidad de las festividades depende, sin embargo, de la intervención humana.

Concerniente a esta distinción, está el hecho de que en el Shabat, como señala el Rabino Jonathan Sacks: “marcamos la santidad al renunciar a nuestro propio estatus de creadores, ya que en Shabat toda melajá que significa trabajo creativo, está prohibida”. En las festividades, se autoriza cierto tipo de labor, impensable en Shabat.

En Yom Tov podemos ser creativos, en Shabat yacemos pasivos.

Si deseamos santificar los días mundanos, debemos aprender de los Moadim, nuestras festividades y aplicarlas. 

En shabat, seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día será reposo para .A. tu Dios: pero el séptimo día es shabat para .A. tu Dios, en él no harás ningún trabajo” (Shemot 20:8-10). Tendemos a enfocarnos en la parte de la Torá que nos dice que no trabajemos en shabat y prestamos menos atención a la porción que nos dice que en los otros seis días estamos obligados a trabajar.

La Torá lo atestigua, porque la vida en el desierto fue quimérica y sostenida por milagros, pero una vez que los judíos entraron a la tierra de Israel, Dios dejó que el pueblo judío se cuidara a sí mismo, pese a que, igualmente, nunca estuvo muy lejos, pero el trabajo de construir una sociedad y proporcionar comida y refugio estaba en manos de las personas –en las nuestras. El modelo de inacción del desierto, es el de shabat da paso al modelo de acción para la creatividad de Yom Tov.

En el ámbito de nuestras propias vidas, debemos recordar que la santidad NO sucede por sí misma. Nuestros hogares nunca se convertirán en judíos por sí mismos: debemos transformarlos por nuestra acción. Nuestros jóvenes nunca aprenderán a ser devotos espontáneamente; debemos hacer que eso suceda por las acciones que tomamos y el ejemplo que damos.

En el nivel social más amplio, hemos visto en las últimas semanas la importancia de actuar y no esperar con la falsa esperanza de que todo esté bien mágicamente sin nuestra intervención.

Algunos adoptaron una perspectiva “sabática” hacia el desafío, esperando que de alguna manera la crisis desapareciera por sí o por fuerzas sobrenaturales o mágicas: fueron los más afectados por el contagio. Lo que realmente necesitaban y lo que todos precisamos es aplicar sin pérdida de tiempo el modelo de Yom Tov, en el que los recursos reales y la capacidad intelectual encuentren soluciones al problema, sabiendo que no necesariamente siempre tendremos éxito tampoco con ese estándar lleno de incertidumbre, pero que ese no es impedimento para el actuar. Debemos hacerlo contra viento y marea, ya que es nuestra única opción. Así, los fundadores crearon al Estado de Israel, contra la opinión de los que esperaban que baje de los cielos ya independiente y organizado, y que hasta el día de hoy no aceptan su existencia.

El rabino Meir Simjá de Dvinsk (1843–1926) trata una de las ideas de santidad que emerge de nuestra parashá. “Fue, dice, una protesta contra la mentalidad pagana, tanto antigua como moderna. Toda religión conoce una categoría llamada “lo sagrado”, Sin embargo, hay una gran diferencia entre cómo los paganos y los judíos entienden y conciben lo santo. El pagano lo identifica como algo mágico, algo objetivo, una cualidad milagrosamente inherente. La Kedushá se concibe como independiente y alejada del hombre. Para el judío, sin embargo, lo sagrado no es ni absoluto ni mágico. No hay nada en todo el mundo que sea santo en sí mismo. La santidad se produce solo cuando Dios desciende para encontrarse con el hombre y el hombre se esfuerza por elevarse para encontrarse con Él.

El rav Lamm z”l nos enseñó que cuando se termina el encuentro entre el hombre y Dios, cuando Dios ha retirado su Presencia, y el Hombre ha abandonado el momento de euforia espiritual, entonces, la kedushá desaparece.

El monte de Sinaí, sin la revelación, fue simplemente otra montaña, recordándonos que nuestra vida, puede ser “simplemente otra vida”, a menos que induzcamos santidad con nuestras acciones.

No debemos esperar en vano con la esperanza de que los padecimientos de la sociedad se curen, al igual que no aguardamos en vano que nuestras dolencias físicas se remedien por si mismos.

La Torá nos enseña que se debe trabajar todos los días, excepto shabat, y que las fechas de las festividades son decididas por orden divina por los humanos.

El camino del éxito en la construcción de un reino de sacerdotes y de una nación santa es ser proactivos para lograrlo.

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